Solo con la práctica entendemos que las cartas tienen su lenguaje y los que las leemos simplemente tenemos que saber interpretarlo, como si fuéramos traductores de un idioma secreto escrito en las imágenes del tarot. Es importante tener muy presente este concepto, especialmente cuando hacemos tiradas a amigos o familiares donde en ocasiones, nos vamos a ver más que tentados a dar nuestra opinión personal del asunto que se le está consultando a las cartas.
En estos casos siempre que queramos trabajar con ética debemos recordemos que no vinieron a nosotros, en esta oportunidad, como amigos si no como consultantes, no nos aprovechemos de las cartas para enmascarar nuestra opinión personal de lo que se está consultando.
El mensaje que interpretamos muchas veces no tiene ningún sentido para el consultante en ese momento. Si es así no importa, le decimos que se lo anote, que lo guarde, que reflexione en eso y es seguro que ese mensaje va a volver en el momento indicado.
Nunca hay que esforzarse en hacer que lo que interpretamos encaje en la pregunta efectuada por el consultante, no nos adaptamos para que tenga sentido. Muchas veces lo que dicen las cartas es exactamente lo que le está pasando a la persona y le señala un curso de acción que tiene un completo y absoluto sentido y otras no, pero sea cual sea el mensaje no debemos interferir con él.